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Desordenado siempre.

Quizás no sea lo que deba, o no deba lo que sea. El caso es que espero que sea la válvula a la concentración de las malas ideas que me desbordan sin sentido. Cuántas preguntas sin sentido para arrancar un blog, que si voy a poner cookies, que se lo informe a la gente, y yo qué sé, acaso hago algo malo, pues que no me inviten si ya saben como me pongo. He pensado tantas veces que debería escribir, que ni me acuerdo desde cuando me lo llevo diciendo. Y ahora que me pongo acierto a decirme que no lo continuaré, pero si sirve de desahogo para este rato, este maldito rato que dura desde hace años, y que no veo cuando acabará. Escribo sin mirar el teclado y sin pensar en lo que escribo porque si lo pienso no lo escribo. Qué agonía más agonizante, qué estupidez tan estúpida, que manera de tirar el tiempo, y el esfuerzo (poco) de escribir, que pereza para borrar, que dejadez, que mierda de situación. Reventar aquí sentado, sin hacer nada interesante. Las vueltas que da la vida y el destin